Redes sociales: "un caldo de cultivo" para los trastornos alimentarios

2021-12-14 21:11:04 By : Ms. Alice Chan

Ni un solo surco, grano o lunar. Sin poros en la piel y sin aceite en lugares incómodos, los filtros, ángulos y ajustes que reinan en las redes sociales son una mentira enorme y omnipresente. Una mentira que, como dijo un miembro de Alimentación Compulsiva Anónimo a RTVE.es, puede crear un espacio muy peligroso: "Las redes sociales son un caldo de cultivo para los trastornos alimentarios"

Instagram es, por ejemplo, una de las aplicaciones en las que la imagen y la estética, es decir, la estética, son más importantes. Con una búsqueda rápida en esta plataforma, se puede ver cómo ciertas etiquetas que respaldan el valor de la apariencia superan el millón de publicaciones. En concreto, el hashtag #estética llega a 87,8 millones, #dieta llega a 72,8 millones y, en español, #dieta se sitúa en 1,5 millones.

Sin embargo, lo que se esconde detrás de la mayoría de estos posts son mentiras: productos adelgazantes inútiles, dietas peligrosas con un consumo calórico muy inferior al recomendado para un niño de 12 años (2.050 Kcal, según el Ministerio de Sanidad) y fotos que han tomado. horas o incluso días para hacer y editar. Para Eva, una usuaria de Instagram de 27 años, la red social es "la fruta que el tendero coloca en el lado bello". 

"La gente intenta buscar un horizonte de perfección en su cuerpo que no existe y se olvida de ser feliz, de vivir"

En general, este tipo de contenido está profundamente pensado y manipulado con la intención de encajar en el canon de belleza y continuar con la falacia gordofóbica de la existencia de cuerpos perfectos. “Todo está perfectamente diseñado. Sigue siendo marketing y como marketing es engañoso”, dijo la psicóloga especializada en trastornos alimentarios María Ramírez. 

Luis, integrante de Comedores Compulsivos Anónimos desde hace más de una década y que también ha experimentado la anorexia, ve en la comparativa que las redes sociales plantean algo nocivo: “La gente intenta buscar un horizonte de perfección en su cuerpo que no existe y se olvida de ser feliz, vivir ”. Esta perfección se fomenta, por ejemplo, a través de los filtros de belleza de aplicaciones como Tik Tok o Instagram.

"Me he sentido muy infravalorado socialmente"

Algunos usuarios habituales de las redes sociales reconocen cómo el consumo de estas aplicaciones reduce su autoestima. “Desde hace muchos años comparo mi físico con el de otras personas”, explica Eva a RTVE.es. "Me he sentido muy infravalorado socialmente". Una experiencia similar es la de Rocío, una enfermera de 33 años, quien ha reconocido que sigue sufriendo los efectos de la presión social de las redes: "Veo mujeres que se ven hermosas con lo que visten, trato de parecerme". eso y no puedo hacerlo. Entonces no quiero ir a ningún lado ". 

Según Eva, a través de los filtros se crea una belleza "que no es real" y que, en muchas ocasiones, puede generar expectativas inalcanzables "y llevar a la frustración". El problema de los filtros es tal que algunos gobiernos ya han desaconsejado o incluso prohibido su uso.

En Reino Unido, el gobierno ha pedido no utilizar este tipo de retoques para publicitar el maquillaje en las redes sociales, queriendo así evitar publicidad engañosa. Noruega, por su parte, ha prohibido el uso de la edición de imágenes sin acompañarlas de una advertencia. 

La psicóloga María Ramírez ha enfatizado que, más allá de estas acciones, también la importancia de desarrollar la inteligencia emocional y el pensamiento crítico como escudos contra este tipo de publicaciones: "Que nos aceptemos como somos y aprendamos a respetarnos como somos es fundamental y necesario". .

"El problema viene cuando consideras que eres el filtro"

Los filtros y otros retoques fotográficos similares no tienen por qué ser perjudiciales si el abordaje de ellos se hace desde el pensamiento crítico, es decir, si se sabe por qué se están utilizando y se cuestionan los efectos que tienen en nosotros. Según Ramírez, "el problema viene cuando consideras que eres el filtro y si no eres el filtro o te gusta el filtro, no puedes permitirte salir, ni ser conocido, ni tener una cita ...".

Los trastornos alimentarios (trastornos alimentarios) son enfermedades psicológicas caracterizadas por una desviación del comportamiento alimentario normal. María Ramírez, psicóloga y sobreviviente de bulimia y anorexia, los describe como "el infierno". "Es algo de lo que no eres consciente de cuánto te destruye, no solo a ti, sino a tu entorno, cómo lo desgasta y cómo lo rompe", agregó.

"La presión social es un factor muy fuerte"

El desarrollo de un trastorno alimentario puede estar condicionado por diversas experiencias y situaciones como la presión académica o el abuso sexual. Son muchos los factores que inciden en el momento de desarrollar un trastorno alimentario, sin embargo, como ha señalado Ramírez, "la presión social, los comentarios que se hacen sobre el cuerpo de las personas, es muy fuerte". Eva, por ejemplo, su insatisfacción la llevó a seguir dietas "muy restrictivas". "En una ocasión perdí 25 kg en seis meses para recuperar 30 kg en muy poco tiempo y hundirme aún más en la miseria".

Según la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación (NEDA), la preocupación constante por el peso, las calorías y la forma del cuerpo que caracteriza las dietas es lo que da inicio al círculo vicioso de insatisfacción que precede a muchos trastornos de la alimentación. Y, en múltiples ocasiones, estas dietas comienzan por la presión por la perfección mostrada en las redes.

“La presión es constante ahora”, una vez que los mensajes sobre un ideal de belleza inalcanzable también fueron fuertes, pero no tan frecuentes como en el siglo XXI. Ramírez subraya que es insistente el bombardeo de mentiras en las redes sociales, algo sumamente peligroso si se tiene en cuenta que "sobre todo los adolescentes tienen antes un teléfono móvil".

"Pasamos más de dos horas al día en las redes sociales"

Según el portal Statista, los usuarios pasan, a nivel mundial, aproximadamente dos horas y media cada día conectados a las redes sociales. "Cuando tienes algo que no es lo que te dicen que es válido, hay un conflicto de intereses, ideas, pensamientos. Cuando eso se perpetúa en el tiempo, comienzas a buscar respuestas y las respuestas muchas veces no son las más saludables", el El profesional de la salud mental ha señalado a RTVE.es.

Son muchos los estudios que han demostrado el impacto negativo de esta exposición a los mensajes de las redes, especialmente en mujeres jóvenes. Específicamente, una investigación realizada por Kathryn Bell en 2016 señaló cómo el 75% de las chicas universitarias entre las edades de 18 y 23 se sentían peor acerca de su imagen corporal después de mirar fotos de otras mujeres de apariencia perfecta. Al respecto, Myriam, una estudiante de 23 años, dijo a RTVE.es que se sintió "mucho más feliz y más satisfecha" cuando desinstaló la aplicación de Instagram. 

Los trastornos de la conducta alimentaria son más frecuentes en la población femenina en una proporción de 10: 1 frente a la masculina, como explican los doctores Gómez del Barrio, García Gómez y Corral Collantes en el libro Viviendo con Trastornos de la Conducta Alimentaria. Anorexia, bulimia y trastornos por atracones. "Las mujeres somos más vulnerables porque para eso nos han medido", advierte Ramírez. "La imposición del patriarcado es tratar al hombre como la mente, la razón, lo que piensa, y la mujer, el cuerpo", agregó. 

Asimismo, la adolescencia es la etapa en la que es más probable que se desarrolle un TCA, ya que "no hay autoestima, criterio, pensamiento crítico, aceptación o trabajo interior fuerte". Sin embargo, cualquier persona, independientemente de su sexo, raza, edad, religión u otras características, puede sufrir un trastorno alimentario en algún momento de su vida. Como recuerda el profesional de la salud mental, "recibimos presión social de todos". 

Tanto ante los contenidos difundidos en las redes sociales como a través de otros medios, María Ramírez señala la gran importancia de desarrollar una buena gestión emocional y un buen pensamiento crítico que faciliten el cuestionamiento de lo que se está contemplando. Para el psicólogo, las medidas a tomar no deben centrarse, por ejemplo, en prohibir a los adolescentes el acceso a las redes sociales o el uso de filtros, sino en "aprender a discernir y poner límites".

"Lo mejor es estar bien contigo mismo"

La opinión de la psicóloga la comparte Eva, quien ha mencionado la terapia como la herramienta que la ayudó a discernir lo correcto: "Lo mejor es estar bien contigo misma y tener una relación sana con la comida, ni dietas ni productos". Sin embargo, la responsabilidad del contenido también recae en las personas que lo suben, quienes, según Ramírez, lo hacen porque "buscan aceptación". "Si tuvieran inteligencia emocional para aceptarse a sí mismos y no buscar esa aceptación, no la plantearían", concluyó.