Nada se escapa de su mirada: así funciona el Departamento de Restauración del Thyssen | Ocio y cultura | Cadena SER

2022-10-09 22:17:48 By : Ms. Camile Jia

Nada se escapa a su mirada

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"Lo importante es prevenir, siempre". Ubaldo Sedano, director del departamento de Restauración del Thyssen, cuenta que ellos buscan "en la intimidad de la obra" los materiales que la componen para "estabilizarlos en el tiempo". Tiempo, que hablando de obras que forman parte de la Historia del arte, bien podría ser la eternidad.

De momento, el tríptico que tiene sobre la mesa el restaurador Jorge Manso, guarda los secretos de al menos seis siglos. Es el Tríptico de la Santa Faz (1400) del Maestro Bertram, pintor escultor e iluminador alemán. Una pequeña obra, destinada a la devoción privada y pensada para ser trasladada con facilidad, pero que bajo la lente del microscopio y el bisturí cuenta también, por ejemplo, que algunas de las familias por las que pasó utilizaron aceites aromáticos. "Eran más caros que un simple aceite de linaza y ellos podrían pagarlo". El mismo aceite que ahora retira milímetro a milímetro.

Restauración en el Museo Thyssen. / Isabel Salvador

El barniz oscurece las obras y esconde los colores originales que ahora tratan de recuperar en la Porcelana china con flores (1640) de Jacques Linard. Para los que miramos sin los ojos de Susana Pérez o Enrique Rodríguez, restauradores en este laboratorio del tiempo, es como si cambiaran el filtro en una fotografía. Los colores ganan profundidad, las flores recobran vida. En realidad todo es química y el paso del tiempo el reactivo que hace el resto. Los aceites y los barnices "amarillean con el tiempo y convierten los azulados en verdosos, o los rojos se vuelven anaranjados".

Sobre una de las mesas de trabajo, Retrato de un senador (1570) de Tintoretto al que han retirado el marco, o Metrópolis (1916) de George Grosz, al que antes de su traslado temporal a otro museo, acaban de colocar una caja climática para protegerlo de la humedad y mantener la temperatura evitando así cualquier cambio que afecte a la pintura.

Restauración en el Museo Thyssen. / Isabel Salvador

Los cuadros, esperando su turno, ocupan el centro de la sala. Al fondo, un laboratorio bioquímico y otro fotográfico. El primero con pipetas y aparatajes capaces de descubrir cómo han ido variando los aceites de los óleos que utilizaron hace cientos de años y que servirá de guía para futuras actuaciones.

Las últimas técnicas en imágenes digitales muestran todo lo demás. Hasta las intenciones y "arrepentimientos". Cómo la mirada de alguno de los protagonistas, el gesto de sus manos, o el pliegue de sus ropajes se pensaron y se dibujaron de forma muy distinta a como las vemos hoy. "No se podían imaginar que iba a ver una técnica que nos permitiría cientos de años después ver cómo dibujaban bajo la pintura, y eso es apasionante" para Susana Pérez

"El mercado del arte mueve millones, decide si los cuadros, las piezas con las que trabajamos están más o menos de moda. Nos da igual que sea un Tintoretto, Otto Mueller o George Grosz. Nosotros solo vemos una obra de arte".

Área de restauración del Museo Thyssen. (Cedida) / Hélène Desplechin

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