Los filtros de luz azul para pantallas no cuidan tus ojos ni te ayudan a descansar

2021-12-14 21:52:56 By : Ms. CATHY QI

Catedrático de la Facultad de Biología, investigador de patologías visuales, Universidad de Salamanca

Conchi Lillo no trabaja, consulta, posee acciones ni recibe financiamiento de ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo, y no ha revelado afiliaciones relevantes más allá de su nombramiento académico.

La Universidad de Salamanca aporta financiación como socio fundador de The Conversation ES.

Continuamente nos bombardean con mensajes que advierten que estamos haciendo un uso excesivo de las pantallas que afectan directamente a nuestra visión. Hay muchos anuncios que nos instan a utilizar filtros para bloquear la luz azul de estas pantallas antes de que sea demasiado tarde. "Mejorará tu descanso", "Reducirá el cansancio visual provocado por los dispositivos electrónicos", "Previene enfermedades oculares", son algunas de sus promesas.

¿Hasta qué punto es cierto? ¿Cuánto daño hacen realmente las pantallas digitales? Y sobre todo, ¿es cierto que estamos dañando nuestra vista y nuestro descanso con la luz azul que emiten?

La iluminación artificial ha sido una bendición para el ser humano, porque nos ha permitido alargar la duración de los días y realizar muchas más actividades con ella. Últimamente, gran parte de ese "tiempo extra" se dedica a mirar las pantallas de los dispositivos electrónicos, que se sabe que tienen un componente de luz azul significativo, más frío que el de las bombillas de tungsteno o fluorescentes clásicas.

Específicamente, el rango del espectro de luz visible que tiene una longitud de onda entre 400-495 nanómetros se conoce como luz azul. Es un tipo de luz de alta energía como el violeta y el índigo. Este tipo de luz es producida de forma natural por el sol, que también contiene, en proporción, otras formas de luz visibles e invisibles para el ojo humano, como la radiación ultravioleta e infrarroja.

¿Tiene alguna implicación fisiológica que la luz que usamos con más frecuencia durante el día y la noche sea azul? Para responder, hay que tener en cuenta que la luz solar es uno de los varios factores que ayudan a regular nuestro reloj biológico central, el ciclo circadiano. Cuando la luz llega a nuestra retina interactúa con los fotorreceptores, que son los que nos permiten ver, pero también con otras células fotosensibles de nuestra retina. Nos referimos a un grupo de células ganglionares que contienen melanopsina, que permiten regular este ciclo circadiano.

La señal de luz azul les impide segregar melatonina, la hormona del sueño (aunque no se descarta que toda la luz que llega a la retina influya en este proceso). En cambio, cuando la luz azul no llega a la retina, nuestro cuerpo segrega melatonina, lo que facilita la somnolencia. De ahí se deduce que si durante ese período en el que nos preparamos para descansar nos exponemos a la luz azul, estaremos bloqueando esa secreción de melatonina y produciendo una desregulación del ciclo.

Sin embargo, la mayor parte del trabajo realizado en humanos en este campo no ha sido representativo de la forma en que la persona promedio está expuesta a la luz azul. En otras palabras, la mayoría de las condiciones experimentales no se corresponden con la vida cotidiana de la persona promedio. E incluso en estos experimentos hubo cambios mínimos en la calidad del sueño (diferencias de 10 minutos para conciliar el sueño). Además, en general son estudios con un número reducido de participantes, en la mayoría de los casos menos de 20 y casi siempre hombres jóvenes.

En cualquier caso, ¿son los filtros la solución al problema? Investigaciones recientes indican que bloquear la luz azul con filtros no garantiza una mejor calidad de sueño. Es cierto que es fácil encontrar un culpable, la luz azul, poner un remedio, un filtro y convencernos de que estamos haciendo lo mejor para nuestro descanso mientras seguimos usando nuestros dispositivos electrónicos. Pero lo que tenemos que hacer es apagarlos y dormir.

Al fin y al cabo, lo que nos impide conciliar el sueño no es tanto el exceso de luz azul (que según todos los organismos acreditados no es lo suficientemente potente como para provocar una alteración significativa de nuestro ciclo circadiano) sino lo que estamos haciendo con ella. Dispositivo electronico.

Pero aún hay más. Si miramos las indicaciones para lo que son necesarios estos filtros, resulta que muchos fabricantes aseguran que lo son para todo lo que hacemos en nuestro día a día. Incluso existen filtros que advierten que la luz azul daña nuestra retina y contribuye al desarrollo de la degeneración macular asociada a la edad, por lo que debemos evitarla por completo y en todo momento. Pero la realidad es que no existe evidencia científica que respalde esa afirmación. Por el contrario, los estudios indican que el bloqueo de la luz azul no previene ni retrasa el desarrollo de estas patologías).

Tanta es la desinformación que recibimos que la Sociedad Española de Oftalmología se ha pronunciado en varias ocasiones en contra de estos anuncios engañosos, publicando diversas comunicaciones en su página web para informar que la luz azul no daña nuestras retinas).

También hay que tener en cuenta que la mayor parte del trabajo que relaciona la luz azul con daños en la retina (o incluso neuronas en el cerebro) se ha realizado en células cultivadas o utilizando animales de experimentación como la mosca de la fruta. Estas condiciones y modelos experimentales no se asemejan a las características y protección de los ojos humanos.

Además, la intensidad de la luz o el tiempo de exposición utilizado en ellos son muy diferentes y superiores a los de nuestros dispositivos electrónicos. Por lo tanto, se debe tener cuidado al extrapolar este tipo de resultados a la fisiología humana. Y, sobre todo, evita los titulares de los tabloides.

A pesar de todo lo que hemos dicho, muchas empresas continúan advirtiendo de la exposición infundada a la luz azul de nuestras pantallas, aprovechando el miedo infundado para intentar vender dispositivos y filtros. Lo cual no solo es innecesario sino contraproducente, ya que durante el día necesitamos percibir la luz azul para regular nuestro ciclo circadiano. Tanto es así que para intentar paliar la desregulación de este ciclo por falta de luz natural, ¿cuál es el mejor tratamiento? Exacto: exposición a la luz.

Usando filtros, la información que recibe el cerebro es confusa. Por un lado, los estímulos externos le dicen a nuestro reloj biológico que aún debemos estar despiertos. Pero al eliminar por completo la información de la luz azul, el ciclo de la melatonina se activa como si estuviéramos dormidos. Y eso puede alterar nuestro ritmo circadiano. Además, sacar la información de la luz azul sin necesidad de ella empobrece nuestra visión.

Conclusión: si alguien está preocupado por la calidad de su sueño, lo mejor que puede hacer es dejar a un lado su móvil, tableta o computadora un rato antes de irse a dormir. La luz azul no tiene la culpa de nuestro insomnio.

Escriba un artículo y únase a una comunidad en crecimiento de más de 138,300 académicos e investigadores de 4,227 instituciones.

Copyright © 2010–2021, The Conversation US, Inc.