7 ruidos cotidianos que te hacen perder oído para siempre

2022-07-31 02:45:27 By : Mr. Jacky Gu

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Los expertos apuntan algunas fuentes de ruidos del día a día que son peligrosas porque pueden causar una sordera permanente.

La pérdida de audición es uno de los peores problemas para la calidad de vida. El motivo es que los daños que provocan algunos ruidos son imposibles de revertir, debido a que las células ciliadas del oído interno no pueden regenerarse. "Al principio, la lesión del oído interno y la pérdida de audición pueden ser temporales, durando minutos, horas o días, pero si la exposición es repetitiva, la lesión del oído interno puede producir una pérdida auditiva permanente", indican desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, a partir de los 85 decibelios comienza a afectar a la capacidad auditiva. No obstante, el problema es que los efectos negativos se disparan al elevar el volumen. Es decir, un sonido de entre 80 y 85 decibelios perjudica a las células del oído a partir de las dos horas de exposición, pero si el volumen asciende de 110 decibelios la destrucción de las células que permiten oír comienza con solo cinco minutos de exposición.

El problema para gran parte de la población es que desconocen que estos daños pueden llegar de ruidos cotidianos. No solo hay que ser conscientes al salir de esos conciertos en con un zumbido y la sensación de los oídos hinchados. De hecho, en España se considera que las principales causas de perdida de ruido son motivadas por el ruido del tráfico, los transportes, conciertos y discotecas. No obstante, los expertos alertan sobre 7 ruidos habituales que pueden hacer perder oído para siempre.

El ruido promedio de un motor de motocicleta es de 95 decibelios, pero esto se puede agravar con el ruido del viento debido al movimiento y la velocidad. Para evitar estos problemas, los conductores habituales se colocan tapones en los oídos con filtros especiales para poder escuchar los sonidos importantes.

Las máquinas empleadas para la jardinería suelen ser bastante ruidosas, aunque las cortadoras de césped suele encontrarse en el el umbral de daño auditivo (entre 80 y 95 decibelios). Diferente cuestión son las sopladoras de hojas, que siempre deben emplearse con protección para los oídos porque alcanzan los 100 decibelios.

Puede que muchas personas no se hayan dado cuenta, pero cuando un monitor eleva el volumen para animar a mayor intensidad en una actividad del gimnasio puede que también esté perjudicando los oídos de los presentes. especialmente en recintos cerrados, el volumen puede alcanzar los 100 decibelios y si a estola duración de la exposición (habitualmente las clases son al menos de media hora), el daño está hecho. Lo más sencillo es pedir al profesor que vigile el volumen.

El peculiar ruido de las radiales y otras herramientas de bricolaje avisa al cerebro de que hay algo dañino. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, con solo un minuto de uso de una sierra circular a se pierde audición. De ahí que se recomiende una protección para los oídos tanto en talleres de trabajo como en las tareas caseras.

Cualquiera que se haya acercado a un recinto deportivo durante un partido de cualquier deporte sabe que las hordas de aficionados hacen ruido. El problema es que en el interior el oído suele adaptarse al nivel de griterío y no siempre es fácil percatarse de lo perjudicial que es para la audición. En promedio, se calcula que los acontecimientos masivos pueden alcanzar los 114 decibelios por el ardor de los aficionados, aunque se han medido hasta 142 decibelios incluso en recintos abiertos.

En principio, la conciencia general dicta que acudir a un concierto de Manowar (récord Guiness de decibelios en un concierto) supondrá un daño inmediato. Sin embargo, la cuestión no es si se trata de un tipo de música rompedor como el rock o heavy metal, puesto que cualquier tipo de género musical puede afectar a la audición. "Incluso si vas a escuchar una orquesta sinfónica, en ciertos momentos el volumen será demasiado alto”, avisa Erika Woodson, jefa del Departamento de Otología, Neurootología y Cirugía de la base craneal lateral, y directora médica del programa de implantes auditivos en la Clínica Cleveland. La razón es que se pueden alcanzar entre 112 y 127 decibelios.

Los auriculares en el mercado pueden llegar a disparar a 110 decibelios su volumen, pero en este caso el problema es más grave porque entran directamente en el canal auditivo. Con 5 minutos de escucha a este nivel ya se producirá un daño porque actúa directamente sobre las zonas más sensibles.

"Lo más dañino para el oído es someterse de forma prolongada a ruidos fuertes. Hay que evitar los auriculares en la medida de lo posible y limitar su volumen", recomiendan desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello. "Lo ideal sería aplicar la regla del 60-60, es decir, no utilizarlos más de 60 minutos al día y no superar el 60% del volumen que permiten los mismos", aconsejan.

En general, los consejos para evitar estos problemas se concentran en evitar los ruidos o usar protecciones. Hay algunos tapones especializados para acudir a conciertos (lo de respuesta plana o alta fidelidad) que suavizan el ruido y filtran algunas frecuencias. Solo así se podrá retrasar el uso de audífonos o la pérdida de oído para siempre.

"Se admite que una exposición a 80 decibelios durante más de 8 horas al día, en el entorno laboral, requiere uso de protección auditiva para no ser lesiva. Por encima de 100 dB existe un riesgo de pérdida inmediata. Si nos exponemos a 100 dB de escucha, no deberíamos hacerlo más de un cuarto de hora al día para evitar el daño, y si lo hacemos a 110 dB, no deberíamos hacerlo más de 1 minuto. Por último, el ruido llega al umbral del dolor cuando se sobrepasan los 125 dB y puede ser insoportable a los 140 dB", resumen en la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello